jueves, 5 de febrero de 2015

Bailes Típicos de la Región Caribe

La Costa Atlántica Colombiana presenta varias subregiones: La Guajira que es la península mas septentrional de Colombia, caracterizada por la extrema sequedad; la Sierra Nevada de Santa Martha, el macizo montañoso que posee las máximas alturas del país, caracterizada por la variedad de climas y paisajes; las Llanuras del Magdalena, un paisaje natural de tierras bajas y planas , cubiertas de pastos, en donde se encuentra la zona Bananera, el Valle del Cesar, el Bajo Magdalena y las Sabanas de Bolívar, la depresión Momposina, una subregion deltica y lacustre, tan anegadiza como fértil.
El medio Natural de la Costa Atlántica tiene varios ejes geográficos que imprimen su influencia antropogeografica: el litoral, el Río Magdalena y las Llanuras del Caribe. En la misma forma, influye el clima ardiente y la posición geográfica de entrada principal al país. Entre las danzas, cantos y ritmos folklóricos de la Costa Atlántica Colombiana, destacamos los siguientes:
 
  • La Cumbia

  • El Porro y sus Variedades: La Gaita o Porro Palito y la Puya o Porro Tapao.

  • El Bullerenque

  • El Vallenato

  • El Merengue

  • El Mapalé

LA CUMBIA:

Uno de los aires Folklóricos mas representativos del Folklor costeño en la Cumbia, cuyo nombre parece derivar de la voz cumbé, un baile popular de Guinea en la zona de Batá en África. En sus orígenes la Cumbia es de procedencia africana, convertida con el tiempo en un baile mestizo, al ser sometida a la influencia indígena e hispánica.
Es considerada como la danza símbolo nacional porque integra, tanto en su coreografía como en su música, las etnias que conforman nuestra nacionalidad. Es una danza de cortejo amoroso, que se baila en casi toda la Costa Caribe y que actualmente hace parte de todos los desfiles del Carnaval, bailada por una multitud de parejas que pertenecen a los distintos barrios de la ciudad y reciben el nombre de cumbiambas. La coreografía tradicional de la cumbia que se bailaba y se baila aún, consiste en una rueda o ronda con bailarines que giran siempre en sentido contrario a las manecillas del reloj. Las parejas separadas, el varón de la mujer, sin tocarse nunca, elevando ella uno o dos paquetes de velas encendidas en su brazo en alto. Garbosa y sonriente mece su cadera, adornándose con su pollera larga, mientras el varón la acosa con ademanes seductores abanicándola con su sombrero.

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